La semana pasada escribí la primera parte de este artículo; quizás lo hayas leído. Era un artículo fuerte y agresivo. La respuesta fue impresionante. Miles me escribieron para decirme que estaban encantados y agradecidos; otros tantos para informarme lo que no les pareció. Algunos pocos para ofenderme abiertamente.
Pero tú estás aquí, leyendo esto. Es una gran noticia, porque significa que alguna cosa te llamó la atención. Quizás alguna frase hiriente te hizo despertar o algún consejo te pareció útil, y quieres leer un poco más sobre cómo mejorar. El hecho de que sigas aquí es una buena señal: muchos dejaron de leer cuando mencioné las 15 horas de trabajo, o puse en peligro sus vacaciones. No te preocupes, ellos hallarán su propia forma de encontrar propósito. Yo no soy la vía adecuada para ellos.
Si sigues aquí es porque decidiste mirar por encima de mis palabras agresivas. Te hice pasar un mal rato, pero seguiste leyendo. Es decir: superaste un obstáculo. No lo atacaste, no te quejaste, no renunciaste. Levantaste la cara y proseguiste. Bienvenido al otro lado del orgullo.
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